El árbitro que se fabricaba sus tarjetas en el parvulario

Alejandro García Navarro es un chaval de 13 años que tras su ingreso el pasado mes de noviembre en la delegación de Málaga del Comité Andaluz de Árbitros se ha convertido en el colegiado más joven de la provincia. La pasión por el fútbol, y más concretamente por el arbitraje, le viene desde muy pequeño, como afirma el menor: «En la escuela los amigos siempre me han pedido que medie en sus partidos. Incluso cuando estaba en parvulario me hacía mis propias tarjetas con las cartulinas que usábamos para las manualidades».

A pesar de que solo lleva cuatro meses vistiendo de negro, García Navarro ya tiene numerosas anécdotas grabadas en su memoria: «Lo mejor es cuando los jugadores te piden que les ates los cordones. Hay ocasiones en las que se llega a formar una cola con varios futbolistas», comenta mientras completa concentrado el acta de su próximo partido, el que enfrenta a los alevines del Romeral y La Mosca. No obstante, asegura que lo hace con la mejor de sus sonrisas, ya que «hay que ser un poco más permisivo con los jugadores de las categorías inferiores».

El niño, que cursa 1.º de ESO en el colegio Santa Luisa de Marillac, compatibiliza perfectamente los estudios con su pasión por el arbitraje. De hecho, y hasta el momento, solo tiene designados dos partidos por semana, siempre de fútbol-7, lo que le permite continuar con sus obligaciones académicas. «Aún no tengo muy claro qué quiero estudiar cuando termine la educación obligatoria, pero tengo muy presente que la formación es lo primero», confiesa.

García Navarro es un joven delgado y de mediana estatura, pero con mucha templanza y seguridad, algo que le hace no pasar inadvertido entre padres y entrenadores. «Los acompañantes de los equipos y los propios futbolistas se quedan impresionados al verlo. De hecho, alguna vez desde las gradas han tardado un rato en darse cuenta de que había un colegiado sobre el terreno de juego», comenta entre risas su progenitor, José Manuel García, que acompaña a su hijo a todos sus partidos para ayudarle y servirle de apoyo, aunque Alejandro tiene mucha personalidad y sabe sacar perfectamente adelante su trabajo. Por su parte, los entrenadores se quedan impresionados por su saber estar y su templanza aunque, echando la vista atrás, García Navarro narra cómo en alguna ocasión también ha tenido que hacer frente a malos momentos: «En mi tercer partido el delegado de uno de los equipos entró en el terreno de juego y me cogió del brazo. Con ello, intentó atemorizarme e influir en mis decisiones, pero en esos momentos lo mejor es tener sangre fría. No obstante, reconozco que en aquel partido no supe bien cómo reaccionar y no lo expulsé».

Alejandro García sigue luchando por su sueño de llegar a Primera. Le queda un largo camino por delante, ya que hasta los 16 años no podrá presentarse a las pruebas para ascender a fútbol-11, y a partir de ahí le quedará, si la suerte lo acompaña, otro recorrido por las categorías inferiores. Sin embargo, no ceja en su empeño por ser un buen colegiado y, para ello, acude a las clases teóricas que imparten en el Comité de Árbitros, realiza entrenamientos varios días a la semana y sigue los pasos de su mayor referente, el malagueño Paradas Romero.

Fuente: diariosur.es