Chiquimarco: “No vi el mordisco de Suárez, pero creo en la misericordia”
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios
- 3.198 lecturas
El Mundial de Brasil del 2014 tuvo partidos que serán recordados a lo largo de la historia. Dos de ellos, el Uruguay-Italia y Brasil-Alemania, estuvieron dirigidos por el mismo colegiado, el mexicano Marco Antonio Rodríguez, quien habló en la revista de la Real Federación Española de Fútbol sobre estos partidos y, en especial, reclamó que no se dilapide el prestigio de Luis Suárez por el mordisco a Chiellini, que él no pudo apreciar sobre el terreno de juego.
Rodríguez afirmó con rotundidad que “no lo vi, no lo vi” cuando fue cuestionado por el incidente del delantero con el defensa italiano y alegó que “todo el mundo sabe que los árbitros somos humanos”. El colegiado mostró un buen talante hacia el delantero del Barça y no le tiene en cuenta de cara al futuro el error cometido: “Yo creo mucho en la palabra misericordia. Todo el mundo tiene derecho a levantarse y a ser mejor. Luis es un jugadorazo que merece jugar y que lo haga, y le veamos, en todo su esplendor”.
El árbitro azteca estuvo presente en otro de los partidos más recordados de la Copa del Mundo, como fue el histórico Brasil-Alemania que terminó con un humillante 1-7. Rodríguez explicó que “más allá del resultado y de cómo vino dándose, lo que hubo que procurar es que no se desbordara la frustración de quienes lo perdieron como lo perdieron”. Dirigir la semifinal fue el colofón a su carrera como árbitro y demostró que la FIFA no le pasó para nada factura por no apreciar el mordisco de Suárez a Chiellini. Quien pagó con dureza la acción fue el propio jugador con la sanción de cuatro meses sin poder vestirse de corto en partidos oficiales y el castigo de nueve partidos con Uruguay que le impedirá participar en la próxima Copa América de Chile.
Marco Antonio se confiesa como un evangelista profundamente creyente y ello le ayudó a superar malos momentos como cuando “un jugador me pegó un puñetazo después de expulsarle y me arrojó una piedra que, por fortuna, pude eludir. Mi madre me dijo entonces que dejara el arbitraje de inmediato, pero gracias a Dios no lo dejé”. Con el paso del tiempo, el colegiado azteca considera que “los malos momentos fueron precisamente los que me hicieron mejor. Un tipo guerrero al que no se vence fácilmente”.
Fuente: www.sport.es
