Otro árbitro menor de edad agredido en Andalucía
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El colegiado algecireño de dieciséis años Miguel Megías Camacho interpuso ayer una denuncia ante la Guardia Civil de Los Barrios contra F.J.S.M., jugador del Calderón B, quien el pasado domingo le propinó una patada después de ser expulsado por doble amonestación. Los hechos propiciaron la suspensión del encuentro de la decimotercera jornada de la Cuarta Andaluza juvenil que enfrentaba a los filiales del Villa de Los Barrios y del conjunto linense, cuyo marcador en ese momento, mediaba la segunda mitad, señalaba ventaja barreña por tres goles a uno. Afortunadamente el árbitro, que visitó un centro médico tras el choque, sólo sufre un fuerte traumatismo en la pierna.
Miguel Megías, que pese a su edad lleva nada menos que cinco años vinculado al mundillo del arbitraje explicó ayer en el programa Ser Deportivos de Radio Algeciras: "Después de ver la segunda amarilla, las dos protestar, tomó una conducta agresiva y yo me retiré para apuntar la tarjeta y evitar problemas, pero cuando me di cuenta me había soltado la patada".
"Tanto un compañero mío como padres del equipo de Los Barrios saltaron al campo y me protegieron, mientras que los padres de los jugadores del Calderón también saltaron, pero para insultarnos y amenazarnos, así que como los vestuarios están donde están llamamos a la Guardia Civil para que nos ayudase a llegar a la caseta", agregó el trencilla, cuyos padres seguían en directo el desarrollo del choque. "No pudieron hacer nada, sólo pasar un mal rato".
En conversación posterior, el joven árbitro, que asegura que ni se le ha pasado por la cabeza dejar esta afición ni ahora ni en las dos ocasiones anteriores que estuvo a punto de ser agredido, dijo: "Seguramente me habría equivocado a lo largo del partido, porque todos lo hacemos, pero aunque así fuera ¿merezco que me peguen? Yo creo que los padres del Calderón en vez de ir contra nosotros deberían haber reprendido al jugador".
Miguel Megías recuerda que, una vez en la caseta, el delegado del Calderón B le pidió permiso para que el agresor entrase a pedirle disculpas. "Accedí pero una vez dentro, él no dijo nada. Se quedó un rato y luego se marchó", afirmó.
Fuente: europasur.es