Aquel futbolista que mató a la mascota del equipo rival
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Las imágenes del jugador de Tucumán lanzando al perro contra la valla del campo de fútbol han dado la vuelta al mundo. Aunque es algo inusual en el deporte, no es la primera vez que un maltrato hacia los animales es protagonista en el césped. Os contamos una historia que a lo mejor no conocéis.
Sucedió en Colombia, en abril de 2011, en el partido entre el Atlético Junior de Barranquilla y el Deportivo Pereira. En el techo del estadio Roberto Meléndez vivían desde hace años unos curiosos inquilinos: una familia de lechuzas, que se han convertido en símbolo del Junior. Las aves sobrevuelan con normalidad el campo los días de partido. Pero aquella jornada, una de ellas cometió un error fatal. Aterrizó en el césped y llevó un balonazo.
La lechuza, aturdida, no consiguió remontar el vuelo. El árbitro paró el partido para dar un balón a tierra. Y fue entonces cuando el panameño Luis Moreno, del Deportivo Pereira, mostró su desprecio por los animales. Caminó hacia ella y la pateó con todas sus fuerzas hacia fuera del terreno de juego.
Los jugadores del Junior recriminaron de inmediato esta agresión a uno de los suyos. El estadio empezó a corear el “asesino, asesino”. Moreno intentó explicarse. “No fue mi intención hacerlo de esa manera. Espero que la afición de Barranquilla me disculpe “, se excusó.
La lechuza murió un día después, pero lo curioso es que la patada no fue la causa directa de la muerte. No sufrió ni fracturas ni hematomas. Lo que acabó con ella fue la manipulación excesiva, la angustia del cautiverio y los flashes de los fotógrafos. Y es que estas aves son muy sensibles fuera de su entorno de libertad.
La historia le salió cara a Moreno. El Comité de Disciplina lo sancionó con dos partidos, pero el hecho trascendió más allá de las autoridades deportivas. La Policía le notificó la apertura de un proceso administrativo, que terminó con 15.000 dólares de multa. Además, sufrió amenazas de muerte de hinchas y activistas en contra del maltrato animal.
Y es que como dice una ya famosa frase, el respeto del hombre hacia los animales es inseparable del respeto de los hombres entre ellos mismos.