¿Retirarse a los 45? Que se lo digan a este árbitro

Paren, juego suspendido. Cuando un árbitro se ve obligado a detener un partido y escapar a la carrera no suele ser una buena señal. Pero esta vez no se trata de peleas, ni insultos racistas, ni lesiones. En Alemania, durante un partido válido para la Liga bávara amateur entre FSV Aufkirchen II y FSV Kottgeisering, el árbitro Alfred Schwede sorprendió a todos al detener el juego sin ninguna razón aparente. Entonces, de repente, un rugido y un estallido de aplausos. Alfred se acercó al banquillo, tomó su mochila, la abrió, cogió un bocadillo de salchicha y empezó a comer. Un momento de debilidad, comprensible a sus... ¡83 años!

Esta interrupción del partido entre FSV Aufkirchen II y FSV Kottgeisering no molestar a nadie. Alfred Schwede es de hecho uno de los árbitros más famosos del país. No porque sea particularmente bueno, sólo porque es viejo. Muy viejo. El 16 de enero de este año cumplió 83 años de edad, y dirigió siempre ligas de fútbol base y aficionados.

"Cuando los niños se quejan de algunas de mis decisiones - dice- siempre les digo que piensen en jugar al fútbol. Las discusiones las podemos dejar para después, tal vez con unas cervezas". 

No es habitual ver a un árbitro de 83 años Alfred lo sabe muy bien: "Hace años que había decidido dejarlo. Se lo prometí a mi esposa, en cuanto rompa las botas, paro. Pero luego me compré un nuevo par. Pero ella es vieja y no se da cuenta...", sonríe Alfred.

Es un árbitro único. Hasta el punto de que, mientras que el FSV Aufkirchen iba a sacar un córner, ha decidido dejar el juego. "Tenía un bajo nivel de azúcar en la sangre - explicó Alfred -. Lo han comprendido los dos jugadores yla afición. Si yo no hubiera comido me hubiera desmayado". Es mejor evitarlo. Y entonces, la parada justificada: el árbitro necesitaba un aperitivo.