El escondite de Emery después de ser expulsado

Un entrenador caliente ante la (justa) expulsión de su jugador. En este caso, el protagonista es Emery, que reacciona gritando y repitiendo que es una "puta vergüenza". El árbitro lo expulsa ante su indignación. "¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?", exclama con cara de (falsa) víctima. ¿Cuántas veces sin cámaras nos dejan a los árbitros por mentirosos? Afortunadamente, estaban las cámaras de El Día Después.

Hasta ahí, todo más o menos habitual. Entrenador caliente y árbitro que lo echa "por nada". Lo curioso vino después. Emery no se quería perder el partido ni estar cerca de los suyos. La obligación que contemplan el Reglamento de la RFEF es clara: entrenador expulsado, a los vestuarios. No puede quedarse viendo el encuentro y mucho menos en el banquillo.

Hemos visto entrenadores camuflados en la grada, en un palco, en la entrada de vestuarios. Lo insólito es que Emery logró colarse en el banquillo por un túnel de acceso desde el vestuario. Como sabía que iba a ser fácilmente cazado, ideó una estrategia digna de la mejor pizarra: lo cubrieron con varias chaquetas de chándal. Y así, asomando la cabeza de vez en cuando como si fuese un topo, acabó Emery el partido del Calderón. Las cámaras de Cuatro lo cazaron aún mejor.