La historia del árbitro más bajo de Alemania
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Cem Yazirlioglu posa sonriente junto a un banderín que lo supera en altura. Mide 1,38 metros y está considerado el árbitro más pequeño de Alemania, un país donde a algunos jugadores les llega apenas al ombligo.
Pero el diminuto réferi tiene metas altas. "Llevo tres años en la séptima división. Pero soy muy ambicioso y quiero arbitrar en la cuarta o en la quinta", dice. Allí le espera un mejor nivel de juego, condiciones de trabajo más profesionales, más espectadores, más respeto hacia el árbitro y, en especial, una mayor atención.
Cem se ganó mucho reconocimiento en las ligas inferiores de Berlín. Pese al escepticismo inicial de los jugadores, Yazirlioglu recibe elogios por doquier. "Por supuesto que no están de acuerdo con todas mis decisiones. Especialmente los fuera de juego son difíciles sin jueces de línea", admite.
El árbitro ya se acostumbró a llamar la atención por su estatura. Y es algo que disfruta. "En Berlín, por suerte, hay réferis de todo tipo. Grandes, chicos, flacos, gordos, negros, blancos, feos y lindos. Pero por ser enano siempre llamo la atención".
Ya desde chico, cuando paseaba con su padre, también enano, por el barrio berlinés de Wedding, se daba cuenta de que era diferente a los demás. "La mayor parte de las veces te miran por curiosidad, en el caso de los niños, pero cuando la gente fija mucho la vista les pregunto si me quieren sacar una foto", bromea Cem, quien a veces hace de extra en la Ópera Cómica de Berlín.
Yazirlioglu probó suerte como jugador antes de dedicarse al arbitraje. "Les pude seguir el ritmo a mis compañeros hasta la B juvenil (14-15 años), aunque con lo justo conseguía imponerme en los duelos de cabeza. Después me pasaron al banco, pero eso no es para mí. No soy un segundón". A través de un amigo se decidió por la labor de árbitro.
En este ámbito pudo desplegar su capacidad. Entrenó y estudió con Felix Zwayer y Manuel GrTMfe, árbitros de la primera división y con quienes se relaciona también en la vida privada. "Muchas veces tengo que correr más para tener un buen ángulo de visión sobre lo que ocurre en la cancha".
Lo que no entiende aún es la razón por la cual no pudo pasar a pitar una categoría superior. "Pese a mi tamaño irradio autoridad y presencia a través de mi personalidad", asegura.
Yazirlioglu también conoce la cara más fea de su hobby. "Especialmente en las ligas inferiores es bastante fuerte lo que te gritan". Hijo de padres turcos, Yazirlioglu entiende también los insultos de sus compatriotas. Además, cree que muchos descargan en los árbitros agresiones que con frecuencia nada tienen que ver con el partido. "He llegado a tener miedo de que la situación se descontrolara". Ante todo quiere más tolerancia y respeto, independientemente de su estatura.
Fuente: Ambito.com
Comentarios
#1
Un grande!