Un mes de sanción al entrenador de los incidentes de Vizcaya
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Los incidentes los comentamos en Árbitro10 a principio de semana (La Ertzaintza interviene en un nuevo enfrentamiento entre padres en el fútbol base) y ahora ya hay resolución. El Comité Territorial de Competición y Disciplina Deportiva de Fútbol Escolar de la Federación Vizcaína ha sancionado con un mes y cinco días apartado de los banquillos a Ángel Garitano, Ondarru, técnico del Arteaga infantil, por “insultos” al árbitro que dirigió el partido disputado el pasado sábado entre el equipo de Derio y el Colegio Vizcaya, que concluyó con empate a cinco goles. Un castigo muy parecido, un mes y un día, recibió un futbolista del Arteaga expulsado por “insultos” al juez del encuentro.
El árbitro, un joven de 19 años, expuso en el acta que 'Ondarru' le lanzó graves insultos al término del partido en el que el colegiado había mostrado la tarjeta negra, una iniciativa estrenada esta temporada en el deporte escolar que sirve para “amonestar comportamientos contrarios a la labor educativa-deportiva tanto de deportistas, como de público y técnico”, según la definición oficial de la Diputación de Bizkaia. En el caso de que la hubiera mostrado una segunda vez, el partido se tendría que haber suspendido.
Recurso al Gobierno vasco
El Arteaga dispone ahora de diez días para recurrir la sanción ante el Comité de Disciplina del Gobierno Vasco, aunque parece que no lo hará. Medios próximos a 'Ondarru' aseguraron ayer que el técnico se encontraba muy afectado, y que estaría meditando dejar de entrenar.
El Arteaga acusó al árbitro de redactar “de mala fe” el acta del encuentro. En un comunicado enviado al diario EL CORREO ensalzaba la figura de 'Ondarru', “con 25 años de trayectoria y formando a nuestros niños y niñas desde hace 4 temporadas, en las cuales nunca ha habido ni sanción, ni amonestación en ninguno de los partidos jugados hasta la fecha”.
Añadía la nota que los que forman la familia del Arteaga se sienten “indignados por las acusaciones vertidas contra Garitano, en las que se ponen en su boca numerosas descalificaciones. Si hubieran sido ciertas, el árbitro debería haberle expulsado inmediatamente o haberlo escrito de su puño y letra en el acta del partido”.
