A Whistle, a Punch, and a Soccer Referee Is Dead
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Una semana después de que un joven de 17 años golpease al árbitro en una Liga aficionada de Salt Lake City, el árbitro está muerto, el jugador se enfrenta a cargos judiciales y cada vez hay más preguntas sobre el apreciable aumento de ataques a oficiales.
Ricardo Portillo, de 46 años, es el segundo árbitro fallecido en Estados Unidos como resultado de una agresión, de acuerdo con la Asociación Nacional de Deportes. Sin embargo, Barry Mano, el presidente de esta organización, dijo que no se informa de muchos incidentes graves y la hija de Ricardo, Johana, reveló que su padre había sido golpeado ya en dos ocasiones, en la que le rompieron las costillas y las piernas.
Para algunos observadores, la muerte de Portillo es simplemente la muestra de un incipiente problema. Mano dice que el comportamiento hacia los árbitros se ha deteriorado drásticamente desde que él entró en la organización en 1980. Por aquel entonces, la posibilidad de que un juez tuviese un seguro específico contra agresiones era “ridícula”.
“No estaba en mente de nadie”, dice Barry Mano. “Pero ahora es parte del trabajo que tenemos y no hay semana en la que no tengamos dos o tres llamadas con informes sobre árbitros agredidos”.
No existen datos exactos registrados en todos los niveles de todos los deportes, pero ha habido varios incidentes violentos en todo el mundo en los últimos meses. En diciembre, un árbitro holandés murió después de ser atacado por un grupo de jugadores. Hace tres meses, en España, otro fue hospitalizado y perdió su bazo después de ser agredido por un futbolista. En la última semana, un padre de un jugador de New Jersey fue detenido por abofetear a un árbitro en una Liga para menores de 17 años.
Según Mano, las Ligas de jóvenes son las más problemáticas y su organización ha pedido que los Estados creen leyes específicas contra los ataques a los árbitros. Utah no ha sido uno de ellos.
Johana Portillo contó que su familia temía de este aumento de la violencia en estos campeonatos. Cuando ella descolgó el teléfono poco después del mediodía del 27 de abril, ella no se sorprendió al escucharle a su tío que su padre había sido herido mientras actuaba.
“Él me dijo: `Tu padre está herido y está de camino al hospital´”, contó Johana, que respondió: “¡Otra vez!”.
Ricardo Portillo estuvo en coma una semana. Él y su familia habían planeado un viaje a Disneyland durante esos días, pero su hija pequeña, Valeria, celebró su decimoquinto cumpleaños alrededor de una cama de un hospital. “Nosotros trajimos tarta y cantamos allí”, contó Johana. “Estábamos esperando un milagro”.
Ricardo murió el pasado sábado y la Policía no dio datos sobre el jugador porque es menor de edad. “Tengo mucha ira dentro de mí”, comentó Johana. “La gente de esos partido hace a veces cosas demasiado estúpidas. ¿No piensan que los árbitros tienes familia en casa? ¿Y que hay gente esperando por ellos?”.
Su padre estaba trabajando en la Liga Continental de fútbol, un campeonato aficionado creado en 2009 para dar a los niños hispanos la oportunidad de jugar en los barrios de Salt Lake City, como describe su presidente Mario Vasquez. La Liga es muy parecida a muchas del resto del país y le da la oportunidad a la comunidad latina de disfrutar de su pasión por el fútbol.
Vasquez dijo que él estaba en el partido cuando el asalto tuvo lugar y que el jugador no había participado antes en el campeonato. “No es habitual que sucedan estas cosas en esta Liga”, comentó. Ahora, esta considerando tener seguridad privada en los campos.
El jugador le había pedido ese día a James Yapias, el entrenador del equipo, según contó el hermano del técnico. La temporada acababa de empezar y Tony no dudó en permitirle jugar.
Después de que Portillo señalase una falta al jugador por empujar a un adversario después de un córner, le mostró la tarjeta amarilla. Mientras estaba anotando en su libro de anotaciones, el jugador lo derribó. Los testigos dicen que dijeron que solamente fue un puñetazo el que tumbó a Portillo. Los agentes policiales lo encontraron tirado en el suelo cuando llegaron después de recibir la llamada.
“Yacía en el suelo, hacia su lado izquierdo en posición fetal”, escribió un agente en el informe al que tubo acceso The Salt Lake Tribune. “Ricardo se estaba quejando del dolor en su cara y en su espalda y tenía nauseas”, añade el informe que afirma que “escupía la sangre que tenía en su saliva”.
Portillo fue llevado al hospital y su estado se agravó rápidamente. Portillo was taken to a hospital, and his condition quickly deteriorated. El destino del jugador sigue siendo incierto. Fue detenido con los cargos de agresión. Después del fallecimiento del árbitro, la policía admitió que la causa puede ser aumentada y podrían considerar el caso como si lo hubiese hecho un adulto.
Johana dijo que no sabía el nombre del jugador y que no estaba segura de “si lo quiere conocer”. Su funeral fue el lunes y ella piensa en la situación en la que queda su familia, que se trasladó desde Guadalajara (México) a Estados Unidos hace 16 años. Su padre había trabajado desde entonces en una empresa de muebles. Aunque hace 9 años se había divorciado, él era feliz con sus tres nietos y le encantaba tomar parte en el fútbol local.
Incluso después de su anterior agresión, el rechazó la petición de su familia de que dejase de dirigir partidos. Johana dijo que le preocupaba la seguridad, aunque nunca llegó a imaginar que un jugador llegase a hacer algo así.
“Quizá sea un niño, pero es suficientemente mayor para hacer lo que hizo, por lo tanto debe ser responsable con sus consecuencias”, dijo Johana. “A lo mejor no lo quería matar, pero si herirlo. A pesar de ello, es responsable. El cambió todo. Cambió nuestras vidas”.
Fuente: New York Times / Traducción: (como buenamente pudimos) de Árbitro10
