La expulsión de Cruyff en Málaga cumple 40 años
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Es una de esas historias de otra época, pero que demuestra que el fútbol no ha cambiado tanto. Una expulsión a una estrella de uno de los grandes, un lío de enormes dimensiones y, cómo no, una supuesta mano negra detrás. Rinus Michels, el entrenador del Barça, comentó que "alguna cosa" se le escapaba del ámbito puramente deportivo... Y el club hizo pública una nota en la que ejercitaría "cuantas acciones y recursos estén a su alcance, no solo en relación con el partido sino respecto a lo que implica como culminación de una vasta campaña desencadenada contra el FC Barcelona y lo que representa".
La historia de la expulsión de Cruyff en Málaga la repasó hace unos años Jon Garay en El Correo Vasco. La reproducimos.
El 9 de febrero de 1975 el Barça de Rinus Michels visitaba la capital de la Costa del Sol. Cruyff había llegado el año anterior tras arrasar Europa con el mítico Ajax. En su primer año logró la Liga tras catorce años de sequía. Fue la temporada del famoso 0-5 en el Bernabéu. Parecía el inicio de un equipo para el recuerdo, un equipo que además contaría para la temporada siguiente con un refuerzo de lujo: Johan Neeskens, el fantástico todocampista holandés todavía hoy idolatrado en el Camp Nou.
Sin embargo, los resultados no estaban siendo los esperados. Y el partido contra el Málaga fue la gota que colmó el vaso. El resultado, 3-2, alejó todavía más a los azulgrana del Real Madrid. Lo llamativo del encuentro llegó con el segundo gol de los locales. El linier levantó la bandera señalando fuera de juego, pero el árbitro, el bilbaíno Orrantia Capelastegui, dio el tanto por válido. La cólera de Cruyff se vio desbordada y comenzó a protestar. Tarjeta blanca (las amarillas llegaron tiempo después). Pasa un minuto y el holandés insiste. Dos minutos y sigue en sus trece. A los tres minutos, Orrantia ordenó que el juego continuara, pero Cruyff porfiaba. Tarjeta roja. Y nada. El holandés se negaba a dejar el césped. El delegado de campo trató de convencer al ofuscado astro holandés. En vano.
El escándalo estaba adquiriendo proporciones dantescas. ¿Qué hacer entonces? Ni más ni menos que llamar a la policía presente en el estadio para que se llevara al neerlandés a los vestuarios. Lo nunca visto. Michels amenazó incluso con retirar al equipo. Finalmente, la situación se calmó y el partido pudo reanudarse tras dejar, eso sí, una imagen para la historia: Cruyff saliendo del campo escoltado por las fuerzas de seguridad.
La historia no termina aquí. Resulta que el Barcelona y Orrantia coincidieron en el vuelo que les debía llevar a Madrid. Los cronistas cuentan que el trencilla no debió viajar muy tranquilo: “El pasajero que le correspondió al lado de su asiento ha dicho que el árbitro llevó puesto el cinturón de seguridad durante todo el trayecto del viaje y con un periódico en la mano aunque no debía prestar mucha atención a su lectura... porque no pasó de hoja ni una sola vez”. Curiosamente, el mismo Orrantia había sido el encargado de dirigir el año anterior el mencionado 0-5 al Real Madrid y tras el encuentro declaró que “Cruyff era todo un caballero por su educación y comportamiento”. Fue multado por ello.