A Dios rezando... y el segundo tiempo empezando
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Uno de los protocolos clásicos que siguen muchos árbitros antes de dar el pitido inicial es contar el número de jugadores. Una rutina que rara vez detecta errores, como más futbolistas de los permitidos o ausencia de porteros o de varios jugadores. Sin embargo, no está de más hacerlo.
Entendemos que este árbitro del partido entre América y Atlético, correspondiente al campeonato brasileño, obvió este trámite. O bien eso, o bien se cansó de esperar por dos jugadores del Atllético que se habían quedado en el vestuario. ¿Que hacían? Ricardo Oliveira, cambiaba su ropa. La explicación del otro damnificado, Rodrigo Guedes, fue mejor. "Estaba cambiando el calzado y después estaba rezando. El árbitro fue más rápido. Yo no iba a dejar de rezar para poder entrar en el campo".
¿Es correcto dar comienzo a la segunda parte en estas condiciones? El sentido común dice que el árbitro debe esperar un tiempo razonable para evitar este perjuicio, pero si el equipo está con siete jugadores o más, no se puede decir que cometa un error técnico, sobre todo si la duración del descanso ya se ha superado.
La cosa no pasó a mayores porque la acción no acabó en gol, aunque el entrenador fue expulsado por la protesta. Aunque no es una acción claramente tipificada en las Reglas, se entiende que los jugadores deben pedir permiso para reincorporarse, aunque no lo tienen que hacer en una detención del juego. Con las prisas, se olvidaron de hacerlo. El árbitro no los amonestó, algo que tuvieron que agradecer. "Fue una falta de comunicación. Me avisaron de que el partido había empezado y entramos corriendo. El árbitro fue muy gentil porque incluso corrimos el riesgo de llevar amarilla", aseguró Oliveira. Bien está lo que bien acaba.