Un portero simula ser agredido por el árbitro: por esto no debemos tocar a los jugadores
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Johan Padilla, portero de El Nacional de Ecuador protagonizó una insólita acción durante la Copa Sudamericana al fingir que fue agredido por el árbitro. Corría el minuto 89 del encuentro de El Nacional y San José de Bolivia, cuando el árbitro le mostró la tarjeta amarilla al guardameta por perder tiempo.
A Padilla pareció no importarle la amonestación y siguió dejando que el cronómetro avanzara, por lo que el árbitro lo apresuró tocándolo en el hombro derecho, lo que aprovechó el portero para fingir que era agredido. Una acción que, siendo justos, le debía haber costado una nueva amonestación.
Sin embargo, hay aspectos que podemos aprender de la gestión del árbitro. El primero es el innecesario diálogo después de una tarjeta por perder tiempo. ¿Para qué? ¿Para perder aún más tiempo? En estos casos, coger posición, incluso sin apuntarla, con un fuerte silbido, suele ser más efectivo que una nueva reprimenda. Tampoco se entiende, aunque seguro que hay un motivo, por qué el árbitro no permite al portero sacar el tiro libre o el saque de meta en la línea frontal del área.
De todas formas, lo más importante, es aprender que nunca debemos tocar al jugador para evitar reacciones así. En este caso, el numerito cómico fue tan malo que no pasó a mayores, pero en otros nos puede complicar mucho la existencia. Con el jugador hay que mantener siempre las distancias... salvo que seas Collina.