Fallece Ramón Barreto, el mejor árbitro uruguayo de la historia
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El uruguayo Ramón Barreto, quien fue juez de línea en los partidos definitorios de Alemania 1974 y Argentina 1978, murió a los 77 años en Montevideo.
Falleció el ex árbitro uruguayo Ramón Barreto, el mejor de la historia del fútbol uruguayo, protagonista de innumerables anécdotas y cuyo nombre está escrito en la más preciada historia de los Mundiales, por haber sido el único que participó de dos finales consecutivas: fue asistente en las definiciones de Alemania 1974 y Argentina 1978. Además, en la Copa en el país germano, fue el juez principal en el recordado duelo entre las dos Alemanias.
"Su trabajo consiste en hacerse odiar". Así define el escritor uruguayo Eduardo Galeano esa actividad que pocos eligen, pero que quienes lo hacen deben desempeñar con suma responsabilidad. Tanta como la que tuvo Barreto, que este sábado se fue a los 77 años a causa de una infección sufrida por una vieja lesión de rodilla que se agravó por la diabetes. Con su muerte, el fútbol uruguayo se tiñó de luto: este fin de semana, en cada partido de la séptima fecha del torneo local se realizará un minuto de aplausos en su honor.
Barreto nació en Montevideo el 14 de septiembre de 1939 y cobró notoriedad en el Mundial del 74 tras ser designado como árbitro central del gran partido entre Alemania Federal (que organizaba el certamen) y Alemania Democrática, por la tercera fecha del Grupo A, celebrado en Hamburgo el 22 de junio. Un duelo especial porque no era terreno neutral, y porque ambas estaban separadas tras la Segunda Guerra Mundial, con el Muro de Berlín como símbolo de esa partición entre Este y Oeste.
En aquel encuentro, ambos seleccionados estaban con pie y medio en la segunda ronda. La favorita era la Federal, que ya le había ganado a Chile y Australia. Sin embargo, la menos poderosa, la Democrática, que había superado a los oceánicos y había igualado contra la Roja, se llevó la victoria por 1-0, con un gol anotado a los 32 minutos del segundo tiempo por Jürgen Sparwasser, quien aprovechó un error de Franz Beckenbauer, Berti Vogts y Horst Höttges para convertir.
Eran otras épocas. Los árbitros alternaban y en la final de ese Mundial, disputada el 7 de julio en el Olímpico de Munich, Barreto fue árbitro asistente. Los protagonistas de esa jornada fueron Alemania Federal y Holanda. Y aunque la gran favorita al título era la mítica Naranja Mecánica, el local se impuso 2-1 y se llevó la Copa mundial de la FIFA, que se ponía por primera vez en disputa luego de que la Copa Jules Rimet quedara en posesión de Brasil. Cuatro años más tarde, el uruguayo entraría en la historia al volver a ser asistente en la final: en el Monumental, Argentina derrotó 3-1 a Holanda en el suplementario y consiguió el primer título de su historia.
Barreto ya había participado del Mundial de México 1970, donde ya había inscrito su nombre en la historia de los Mundiales: fue el primer árbitro en mostrar una tarjeta amarilla (hacían su debut en ese torneo) en el encuentro entre Brasil y Checoslovaquia.
A nivel local, fue el árbitro que dirigió la mayor cantidad de duelos entre Nacional y Peñarol en Uruguay: "La gente me pedía y en el 75% de los casos me designaron en forma directa. Los clubes estaban de acuerdo y eso me daba un respaldo muy grande", dijo hace algunos años en declaraciones recogidas por el periodista Alfredo Etchandy en su libro 'El Clásico: La fiesta mayor'. Además, también fue encargado de arbitrar en los más importantes partidos del continente.
Cuenta la historia que en un Clásico muy picado, aburrido de sacar amarillas antes de la media hora de juego, rompió el cartón para que los jugadores de ambos equipos entendieran que lo único que quedaba era la roja.
Su carisma se prolongó luego al Colegio de Árbitros, donde fue maestro de otro grande del silbato, como Jorge Larrionda, y también tuvo sus momentos como presidente del club Rampla Juniors.
Fuente: goal.com