Judit Romano, entre el bisturí y el arbitraje
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Llegó al mundo del arbitraje de casualidad y, tras trece temporadas en él, ha conseguido ascender a Segunda. La notificación de que era árbitro asistente de la Liga Adelante le llegó estando en el quirófano: "Estábamos operando y un compañero me lo dijo", recuerda Judit, antes de asegurar: "Estoy supercontenta y no me creo que me este pasando esto tan bonito a mí".
La colegiada asturiana explica por qué llegó al arbitraje: "Me gusta mucho el fútbol y quería llegar a la raíz de él. Por ello, me apunté a hacer el cursillo arbitral, para saber las leyes y poder opinar con total conocimiento. Y al final, me enganché y hasta ahora".
Judit, a sus 18 años, alternaba sus clases de árbitro en el Comité Navarro con la Facultad de Medicina en Pamplona. "Y tenía tiempo para ambas cosas y para salir con mis amigos, ir al cine, de cena, de compras...". La organización es clave.
Tras terminar Medicina y su especialidad, anestesista, Judit regresó a Asturias para trabajar en el Hospital Central, donde sus compañeros la ayudan: "Si no fuera por ellos, sería imposible haber llegado hasta Segunda. Ellos me cambian las guardias para que pueda pitar, me cubren siempre y, encima, me apoyan y animan. Son unos cielazos". Ellos, junto a José Manuel Suárez -presidente del colegio asturiano- y a Marisa Villa -primera árbitro en llegar a Segunda- han sido clave en su trayectoria. "Todo se lo debo a ellos. Su apoyo siempre es total".
La vida de Judit no es sencilla, aunque le da tiempo para hacer de todo: "Con organización, esfuerzo e ilusión se llega a todos los lados. Yo, después de una guardía de 24 horas en el hospital me voy a entrenar. Después como, mini-siesta y toda la tarde libre para estar con los míos".
Tiene muchas esperanzas puestas en su nueva categoría: "Siempre intento hacer las cosas bien. Me gusta disfrutar con mi trabajo y que nadie tenga ninguna queja de él. Ni siquiera yo misma. Soy muy exigente y estricta conmigo y con todo lo que hago".
Lleva trece años dirigiendo partidos en todas las categorías y en todos los campos, y nunca ha tenido que compaginar su faceta arbitral con la de médico: "Jamás pasó nada en el campo o en la grada para que se necesitara mi ayuda médica. Pero si surge la situación, ayudaré. No dudaré ni un segundo en dejar el banderín para ayudar a la persona".
Superó un cáncer
Tenía 14 años cuando a Judit le diagnosticaron un linfoma. Afrontó la enfermedad y desde el inicio tuvo claro que ella iba a poder con el cáncer: “Me operaron, me dieron quimioterapia, de la dura, de la que te deja K.O., la de vomitar, la de caerse el pelo... pero yo seguí con mi vida. Con una gorra iba a clase y en casa estudiaba para no perder el curso. Al final lo superé. Luché para vivir y aquí estoy”.
Fuente: marca.com
Comentarios
#1
Digna de admirar, la mayores de la suerte
#2
Para sacarse el sombrero...!!!
#3
Muy orgulloso de ver como el arbitraje español da grandes pasos hacia la igualdad de sexos, aún faltan mucho recorrido pero casos como los de Judit Romano demuestra que la mujer tiene la misma valia. Ole tú Judit Doctora, arbitra y has superado un cancer, te admiro!
#4
Enhorabuena a una luchadora incansable con la que tuve el placer de actuar en el comité navarro. Gran persona siempre dispuesta a superarse y ayudar a los demás.