Si no se van ellos... me voy yo
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Todo parecía un “bolo” de preparación para el campeonato colombiano, pero el encuentro entre Santa Fe y Bogotá terminó de la forma más surrealista posible. Oficialmente, concluyó a los tres minutos. Extraoficialmente, en un increíble capricho de los equipos, se completó y terminó 4-1.
A los tres minutos, el árbitro, Mario Herrera señaló penalti al arquero Camilo Vargas. Cuando el juez lo iba a expulsar, por ser el último hombre en la acción, el paraguayo Germán Centurión le arrebató la tarjeta roja. Herrera también lo echó, y luego sacó, por protestar, a Yulián Anchico. El equipo se negó a jugar con ocho futbolistas y ambos clubes le pidieron al árbitro que, por ser un partido de preparación, permitiese que jugasen once contra once, a lo que este obviamente se negó y abandonó el terreno de juego.
No conformes con el numerito montado, ambos equipos decidieron que el partido continuase bajo la dirección del preparador físico del Santa Fe, que dio rienda a una supuesta pasión por el arbitraje. La historia les puede costar una dura sanción a los clubes, por su claro acto de indisciplina.
