Una violenta protesta contra su propio equipo obliga a parar el partido
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El árbitro Paolo Tagliavento tuvo que suspender durante unos 40 minutos el encuentro entre el Genoa y el Siena cuando se habían jugado 8 minutos del segundo tiempo, después de que un centenar de hinchas locales invadiesen la tribuna situada sobre los vestuarios y lanzasen varias bengalas al terreno de juego.
En el minuto 53, el técnico del Genoa, Alberto Malesani, decidió que entrase un defensor (Kaladze) por un delantero (Sculli) a pesar de que los locales perdían 0-4 y esto hizo estallar la rabia de los ultras locales. El grupo de hinchas del Genoa pasó de los fondos a la tribuna central bajo la que se encuentra la entrada a los vestuarios y se encaramaron a las vallas de contención para desde allí comenzar a lanzar bengalas y amenazar a los jugadores de su equipo.
Después de algunos minutos y como la situación no se calmaba, el árbitro y los jugadores del Siena abandonaron el terreno de juego sin problemas, mientras que los del Genoa permanecieron en el centro del campo.
El capitán Marco Rossi y Giuseppe Sculli intentaron calmar al grupo de aficionados, que en un primer momento pidieron a los jugadores de su equipo que se quitaran las camisetas y se las dieran a la afición. Los jugadores del Genoa llegaron incluso a quitarse las camisetas, aunque luego se las volvieron a poner y se vivieron momentos de angustia y tensión e incluso se pudo ver lágrimas en los rostros de Sculli y Giandomenico Mesto ante la situación que se estaba produciendo.
Los jugadores del Genoa lograron calmar los ánimos de los aficionados y el Siena y el árbitro volvieron al campo y el encuentro se reanudó. Pero nadie pudo evitar la goleada en contra y el propio Alberto Malesani fue destituido por segunda vez esta temporada como entrenador del Genoa.
Con este resultado, el Genoa se coloca al borde de la zona de descenso y de ahí surgió la rabia del grupo de ultras, mientras que el resto del estadio apareció dividido y muchos aficionados genoveses protestaron ante los altercados.
Al reiniciarse el encuentro, los ultras que habían protestado dieron la espalda al campo para no ver el partido, que terminó sin incidentes y en medio de un increíble silencio. Al final, algunos jugadores se quitaron la camiseta y la dejaron al borde del campo tras la petición de parte de la afición de que se diese esa situación.