Los ultras ganan el partido de la vergüenza en Italia
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En el sur de Italia, en la misma región de Nápoles, a pocos kilómetros de un campo que fue propiedad de la Camorra y donde hace tres semanas se entrenó la selección nacional, se protagonizó ayer un episodio espeluznante para el fútbol transalpino. Gente que evidentemente no tiene mucho por hacer durante la semana y que pretende desahogar en una supuesta ‘pasión’ por un equipo su propia amargura, acaba amargando el domingo de los demás. Y no se trata solo de aficionados, o hinchas.
En una tierra controvertida, donde aún reside una mentalidad retrograda que prevé el dominio del más fuerte, los ultras de la Nocerina, equipo que juega en LegaPro (lo que en España sería la Segunda B) han decidido que el partido contra la Salernitana, que milita en el mismo campeonato, no se tenía que jugar. Eso porque las autoridades habían previamente elegido evitar el choque entre dos hinchadas que nunca se han llevado bien entre ellas puesto que desde siempre los habitantes de Nocera Inferiore, aunque pertenezcan a la provincia de Salerno, se sienten más cercanos a Nápoles. Por ende, las relaciones entre los aficionados de la Nocerina y los de la Salernitana nunca han sido idílicas.
El partido se suspendió a los 21 minutos del primer tiempo por una causa insólita: futbolistas del equipo visitante fingieron lesiones, provocando de esta manera un número insuficiente de jugadores para continuar el normal de desarrollo del partido.
Los jugadores visitantes en este clásico local habían sido previamente amenazados por los violentos de su equipo. Se les prohibió la entrada en el estadio a dichos barrabravas, que reaccionaron violentamente. Aparte de los disturbios fuera de la cancha, amenazaron de muerte a sus propios jugadores, intentando que éstos no saltaran al campo de juego.
El partido comenzó con 40 minutos de retraso. Los jugadores de Nocerina, aterrorizados, habían decidido que no jugarían el partido. Encerrados en el vestuario, anunciaron su decisión al árbitro, pero las autoridades de la ciudad acudieron para obligar la celebración del encuentro.
No les quedaba otra a los futbolistas visitantes que, en su intento de no ser "castigados" por sus propios hinchas, idearon una estrategia inédita: con el partido ya en juego, el técnico de Nocerina realizó los tres cambios permitidos durante los minutos iniciales y, tras ello, cinco jugadores fingieron lesiones importantes. El resultado: el equipo se quedó con menos de los siete miembros mínimos exigidos por el reglamento, por lo que, ante tal eventualidad, el árbitro tuvo que suspender el encuentro.
Tras el partido, los barras de Nocerina que habían llegado hasta las cercanías del estadio de Salernitana se manifestaron en su plaza municipal alardeando en cánticos "hemos
ganado nosotros", además de alquilar una avioneta que se paseó con la pancarta: "Respeto por los de Nocera y sus ultras".
Ahora, Nocerina está en serio riesgo de ser excluido de la competición, según afirmaron las más altas autoridades deportivas italianas, como la Federcalcio, la Lega Pro y el Coni. El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Abete, afirmó tras los hechos: "Es un asunto tristísimo que nos hace reflexionar sobre el papel determinante de las bandas criminales hasta el punto de condicionar a clubes y jugadores".
Fuente: ilcatenaccio.es / goal.com