El jugador que escucha un silbato y coge el balón con las manos
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No es normal ver a un jugador agarrando el balón con sus dos manos mientras está en juego. Las veces que ha sucedido ha sido por equivocación, al entender que el árbitro lo había detenido. Un silbido desde la grada suele ser el detonante de esta confusión.
Estos días, este medio nos recordaba una de las acciones de fair-play que quedará para siempre en el recuerdo. En 2003, Irán y Dinamarca se medían por la Carlsberg Cup, disputada en Hong Kong. El defensor asiático Jala Kameli escucha el silbatazo, levanta la pelota con el botín y la toma con sus manos para caminar con ella en dirección a los vestuarios. Lo mismo hacen sus compañeros, los rivales, menos el árbitro, que señala el punto penal. El pitido había venido de la grada.
El mediocampista Morten Wieghorst se acerca a su entrenador, Morten Olsen; deliberan. Y vuelve hacia el área, decidido a manda el balón contra las vallas publicitarias. Dinamarca terminó perdiendo 1-0 y quedó eliminado de la competición."No era deportivo aprovecharse de una jugada en la que el jugador iraní no se había enterado de qué pasaba. En esas circunstancias no me sentía capacitado para disparar a puerta", confesó luego Wieghorst. La honorable actitud no quedó en anécdota: entrenador y jugador, Morten Olsen y Morten Wieghorst recibieron el premio Fair Play que otorga el Comite Olímpico Internacional.
Al árbitro, por aquel entonces, no le quedó más remedio que señalar el penalti. Sin embargo, en 2007, se introdujo el siguiente párrafo en las Reglas:
Si un espectador hace sonar un silbato y el árbitro considera que el silbato interfirió en el juego (p. ej. un jugador toma el balón en las manos suponiendo que se detuvo el juego), el árbitro detendrá el juego y lo reanudará por medio de balón a tierra ejecutado en el lugar donde se encontraba el balón en el momento en que se detuvo el juego.
Actualmente, el sonido de un silbato de un espectador que confunde a los jugadores aparece en la Regla 5, cuando habla de las interferencias externas. La solución que da es la misma: balón a tierra. Algo que es más lógico y que evita situaciones rocambolescas, como cuando dio la sensación de que Mejuto se sacó de la manga una falta previa para no pitar un penalti ridículo de Sergio Ramos ante el Valencia.