Je suis arbitre! (2) : Un debut al pie de la Torre Eiffel
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No puedo empezar a escribir hoy sin hacer una pequeña referencia a los atentados que han tenido lugar recientemente en Paris. A todos los que lo hemos vivido de cerca nos ha tocado de un modo u otro. Pensemos un momento en las víctimas, familiares y afectados. Pasemos al fútbol.
Después de todo el periplo que os conté hace ya unas semanas, he tenido tiempo de arbitrar algunos partidos. Empezamos por el debut.
Igual que en todos sitios, hay una comidilla de personas unidas por el vínculo del arbitraje. Hablando con un compañero con bastante experiencia en Paris, le conté dónde iba a debutar. Lo primero que me dijo es que no sabía la suerte que tenía, iba a pitar en el que era (según él claro) el estadio más bonito del mundo.
Automáticamente mi mente se fue por un momento de paseo por los pueblos de Toledo donde he arbitrado. Me surgieron bonitas imágenes de superficies de tierra embarradas, otras con buen césped artificial, vestuarios dignos de equipos de primera, otros no tanto. Con cierto recelo manchego, quise creerme lo que me decía. Para estar bien informado, y como siempre en una ciudad que no controlas, lo primero antes de salir es ¿dónde voy ?¿cómo voy? y ¿cuánto tardo?. Nada mas ver la localización en el mapa me di cuenta de el campo no iba a ser bonito por sí mismo, sino por lo que tenía pegado.
La categoría que me habían dado ese día era 3a Sub20, algo que hasta donde yo conozco, no existe oficialmente en España.
Así que me presento en el campo con una hora y media de antelación en previsión de problemas con el metro y para tener tiempo de hacerme con el entorno. Desde los alrededores del campo se intuía lo que me dijo mi compañero, pero es cuando piso el césped cuando me doy cuenta de que iba a merecer la pena. En la foto podeis ver que el motivo es bastante grande y atractivo.
Abajo, con camiseta amarilla, disfrutando del encuentro y las vistas.
Se requiere concentración total para juzgar correctamente una jugada, pero tener la Torre Eiffel ahí hizo que los pelotazos a las nubes me entretuvieran como nunca antes.
Pasando al plano arbitral, la sorpresa fue mayúscula. No había asistentes designados, pero tampoco me esperaba que se me presentaran en el vestuario un delegado de cada club con un banderín en la mano, esperando la charla prepartido. Así que cogí la ideas básicas que doy habitualmente y se las transmití
esperando que al acabar, esas dos personas sin formación específica hubieran entendido grosso modo las consignas. En breve lo sabría.
El acta no es cosa del árbitro en Paris. El equipo local rellena su alineación, y luego se la pasa al visitante para que haga lo mismo. Cuando han acabado me dan la hoja y las licencias. La firmo, y sólo queda hacer la revisión.
A todo esto me veo en el campo, después de hacer un minuto de silencio por el fallecimiento de un antiguo dirigente de la Federación, con todos esperando el pitido inicial. Los porteros dan el OK, los capitanes también y empezamos.
He de decir en favor de los asistentes que aunque a nivel técnico (los banderines se movián erráticos por el aire) no era nada destacable, por decirlo suavemente, a nivel decisional, y a pesar de que cada uno venía de un equipo, chapó. Nada que reprochar, y nuevamente me sorpende la honestidad deportiva. Es cierto que se hace raro mirar a la banda y, en vez de ver a un compañero conocido vestido del mismo color que tú, ver a un tío enfundado en un peto del Carrefour, haciendo todo lo posible por no quivocarse. O que el balón salga del campo, y le surja el delegado que lleva dentro, tire el banderín tres metros dentro de la línea de banda, y salga corriendo a buscarlo, para luego volver a su puesto. Mi cara debió ser un poema en alguna de estas. Ante tales situaciones la táctica a seguir es fácil:miras a tu alrededor, y si las caras de los presentes son normales, entonces lo que está pasando debe ser normal. Le match continue!.
El desarrollo fue totalmente igual que en cualquier campo de Castilla-La Mancha, salvando las distancias.
Resultado del partido: 0 expulsiones, 0 amonestaciones, 0 faltas de respeto y… 0 gritos desagradables del público hacia mí. Y a esto último, cuando digo 0, es nada, de nada, duranto todo el partido. La cultura supongo. Más educación. No deja de darme pena que en un país cuya selección ha sido campeona del mundo, no se dé buen ejemplo desde la base, pero tampoco vamos a ponernos a hacer reflexiones filosóico-deporitvas.
Por otra parte, voy a contar un poco lo negativo, que no todo era color de rosa. El vestuario. Ay con el vestuario. El primero que me dieron no tenía mesa, y sería de grande como un plato de ducha, exagerando un poco. Asique pido otro, por lo menos por la mesa. Voy al siguiente, más grande, pero este sin luz, sin ventanas, sin agua y… sin mesa. Me dicen que el domingo a las 13 no encienden la luz porque hay sol. Claro, pero para eso hacen falta ventanas. Bien, sigo dándole la lata al conserje y vuelvo al primer vestuario. El sitio debía tener como 50 años, y le habían pasado factura. Tampoco estaba muy limpio. Que yo, no es por quejarme ni por poner pegas, pero entre otras cosas, y así como ejemplo, os diré que había unas bragas tiradas por el suelo. Bien. Menos mal que la ducha caliente quita todos los males.
Después de terminar, relleno el acta, la firmo, la firman los delegados, y el local me dice tan tranquilo que el acta se la queda él. Y yo que no, que es mía y se queda aquí. Y él que sí, que se la lleva. Y así, sucesivamente. El problema se solucionó enseguida. Por suerte con el delgado me entendí bien por no se qué fiesta que había hecho en España (que conociera el país por otra razón hubiera estado mejor pero que se le va a hacer).
Va otro ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra forma, que nosotros ni siquiera concebimos: Aquí el acta es problema del club local, él la provee, la rellena, la custodia y la transmite al CDA tras el partido.
Y con esta reflexión, acabo la crónica de hoy.
Comentarios
#1
Es bastante más sencillo por aquí, arbitrar y punto lo demás casi todo es cosa de otra persona, además en los partidos que se presentan conflictivos mandan un delegado de partido, que se encarga de vigilar. Para la próxima cuento un poco sobre ellos porque es una figura que en España no existe. Un saludo
#2
Muy buena, mira que me he reído con lo de las bragas, pero veo que todo es más fácil que en España, sobre todo el acta.