Monsieur l’arbitre (2): Como uno más en el club
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La última vez nos quedamos con mi imprevista actuación como asistente en un partido amistoso del club contra el filial del Evian TGCF, que militaba en la Ligue 1 francesa. Sin ningún tipo de equipamiento arbitral me llevaron allí y estaban todos casi preparados, esperándonos. Empecé a sentir las “mariposas” que tuve en mi primer partido, hace ya más de 4 años.
Una vez en el vestuario arbitral, y sin apenas tiempo para explicaciones, me prestaron el uniforme completo (Nike por cierto) y los banderines. No tuve tiempo ni para ponerme nervioso, cuando me di cuenta estábamos calentando ya en el campo.
Fue la primera ocasión que tuve para hablar con los otros dos árbitros. David, el árbitro principal, tiene 22 años como yo y acaba de ascender a la categoría de “arbitre de Ligue”, que sería como autonómica. Digo ascender porque en Francia, hasta los 22, eres “arbitre jeune (joven)”. Este tipo de árbitro tiene las mismas categorías que los árbitros normales, pero sus designaciones son para categorías inferiores a Senior. El otro auxiliar, Dédé, es el delegado de árbitros del club y un ex-árbitro. Por suerte tengo un buen nivel de francés y me entendí rápido con todos, aunque en este caso jugó en mi contra. Al ver que podía desenvolverme bien en francés, me dieron a mí la banda de banquillos…
Comenzó el partido y las primeras diferencias entre los franceses y los españoles se hicieron de notar. Los franceses tienen un fútbol más físico que nosotros, muchos más contactos y disputas de balón. Pero lo que más me llamó la atención fue el respeto de cara a nosotros. Se dirigen a nosotros como “Monsieur l’arbitre” y siempre acaban su conversación con un “merci”. El partido acabó con el resultado de 3-5 para los visitantes y sin nada fuera de lo común, aparte de los 2ºC durante el partido. Del calor de Málaga y no utilizar nunca las equipaciones de manga larga a utilizar camiseta térmica de manga larga, una sudadera y la equipación por encima. El gordito de Michelín en versión árbitro, y eso que yo no soy de “constitución fuerte” como podéis ver en la foto. Menos mal que tras el partido nos esperaba lo mejor.
Lo que en España sería impensable, en Francia es una tradición: el tercer tiempo. Después de los partidos, los dos equipos y los árbitros van a la cantina del club y el equipo local invita a comer y beber. Como no podía ser de otra forma en nuestro país vecino, ¡queso para todos! Te empiezan a sacar barras de pan (baguettes, por supuesto) y quesos franceses como Brie, Reblochon y Emmenthal de Savoie.
Allí descubrieron ambos equipos que yo era español y comenzaron con los míticos estereotipos de la fiesta, la paella, la siesta y la pregunta de “¿Madrid o Barcelona?”. Para los franceses parece ser que todos somos o del FC Barcelona o del Real Madrid, no admiten otra respuesta. Me sorprendió la gran cantidad de jugadores que habían estado en España durante las vacaciones. Aunque cierto es que los lugares más visitados fueron Lloret de Mar, Magaluf y Benidorm y no precisamente para unas vacaciones familiares.
En cuanto a la convivencia, ya han pasado varias semanas desde este partido y me tratan como si estuviera allí toda la vida. Se dirigen a mí como “notre arbitre international” y entreno con el equipo B dos veces a la semana, volviendo a mis orígenes como portero. En el mes de enero tengo que asistir durante dos fines de semana a una formación para arbitrar oficialmente en fútbol 11. Como ya dije, todos los gastos corren a cargo del equipo, así que aprovecharé para comprobar cómo es la formación arbitral de base en Francia.
Decir que me tratan bien se queda corto. En uno de estos días que iba a entrenar con el equipo, en la cantina me encuentro a todo el equipo Sub-13. Resulta que se iban a Lyon a ver el partido de Champions League contra KAA Gent. Antes de que pudiera salir de la cantina ya estaba montado en una de las furgonetas del equipo (sí, el club tiene 4 furgonetas disponibles para los desplazamientos del club) dirección Lyon. La capital de Ródano-Alpes está a unas 2 horas por autopista de mi pueblo y no hubo problemas hasta la entrada a la ciudad, como en todas las grandes capitales.
El partido tenía un ambiente raro y especial a la vez. Raro por la extrema seguridad en el acceso al estadio tras los atentados de París; la gendarmería francesa inundaba todas las puertas y el personal de seguridad realizaba registros que ni cuando intentas volar a Estados Unidos. Era un partido especial porque iba a ser el último partido de Champions League en el Stade de Gerland, ya que el Lyon jugará su nuevo estadio, el Stade des Lumières, a partir de enero. Acabó con derrota local 1-2 en el último segundo y dejó el estadio en un silencio completo.
Tras el desplazamiento volvimos a nuestro pueblo, con mucho cuidado porque caía mucha nieve por la carretera y dificultaba la circulación. Por suerte, los chavales tenían permiso para faltar el día siguiente al colegio, pero el profesor no…
Concluyo la segunda entrega, desde España, aprovechando lo que puedo estas vacaciones con la familia. ¡Felices fiestas a todos y feliz 2016!
Comentarios
#1
Que bueno volverte a leer! Y menuda envidia sentimos seguro todos lo que te leemos cuando hablas de ese respeto y figura que tienen nuestros vecinos al árbitro.
Siguenos escribiendo. Espero con ganas tu siguiente aventura. A bientot. Merci.
#2
Me alegro que te guste. Arbitrar en Francia es una auténtico placer cuando todos se prestan a ayudarte y te guardan respeto. Ya os contaré las dos semanas de formación que tendré en Enero. Un saludo y hasta pronto!