La figura del capitán (por Pérez Lima)

Cada equipo designará a uno de sus jugadores titulares como capitán, sin que importen al árbitro los criterios utilizados para ello, este llevará un brazalete acreditativo de tal condición, y si es expulsado o sustituido deberá ser reemplazado por otro compañero.

Creo que en muchos equipos, la única función que hace el capitán es llevar el brazalete y dar el coñazo todo el partido, sin saber cual es la verdadera función de un capitán. Después nos encontramos con jugadores como Carlos Puyol que son un ejemplo de cómo debe actuar el líder del equipo en el terreno de juego. En el partido de semifinales de Copa del Rey, en el que se enfrentaron los equipos, Real Madrid y FC Barcelona, pudimos ver cómo Puyol, capitán del Barcelona, controló en todo momento el comportamiento de sus compañeros, evitando que éstos se dejaran llevar por la presión del ambiente.

El capitán de un equipo tiene que tener unas condiciones indispensables para ejercer dicho cargo: responsabilidad, personalidad, voz de mando, capacidad de comunicación y equilibrio emocional, aptitudes que da la veteranía y la experiencia.

Tiene que saber comunicarse con sus compañeros durante el juego, es importante que sepa transmitir sus instrucciones durante el partido y trate de corregir a sus compañeros cuando sea necesario. Ayudando al colegiado, a su protección y a que el partido se desarrolle con normalidad, tiene que tener presente que su papel está definido en las reglas de juego, el capitán no tiene que ser el mejor jugador del equipo pero sí su líder, todos los jugadores tienen que respetarle y acatar sus órdenes.

Gerard Piqué, como todos recuerdan, recogió un mechero que le tiraron desde la grada, quejándose de un golpe recibido por el mismo, con intención de entregárselo al colegiado y denunciar los hechos. El capitán Puyol, que ve como el Madrid se dirigía a sacar un saque de esquina se lo quita de las manos y lo envía fuera del campo, a la vez que le dice a su compañero: “Marca al tuyo y déjate de tonterías”.

La actitud de Puyol es un claro ejemplo de cómo tiene que ser el líder de un equipo de fútbol, está para evitar y ayudar al desarrollo normal del juego, no para crear polémicas, sólo para conseguir que su equipo juegue al fútbol. Le quita el mechero a su compañero y se deshace de él. Lo verdaderamente  importante en ese momento era defender la portería azulgrana.

El comportamiento del público del Bernabéu fue casi ejemplar si no hubiese sido por un grupo reducido de espectadores, que dirigieron insultos racistas. Tras una acción en la que se vio envuelto Dani Alves, un sector del público del Bernabeu reaccionó con cánticos racistas imitando el sonido que suelen hacer los monos. Una vez más, unos insultos totalmente lamentables que se han tenido que escuchar en un campo de fútbol. Entre todos tenemos que luchar para conseguir que no se vuelva a escuchar ningún insulto racista más en nuestra competición, y así ser un ejemplo a imitar por otros países

Fuente: vavel.com