“Soy Néstor Pitana, auténtico, sencillo, honesto…”
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Como tantos padres argentinos, Miguel Pitana quería que su hijo fuese futbolista. Lo vio jugar varios partidos en distintos clubes de Misiones y Corrientes, y se ilusionaba con que pudiese destacarse en partidos importantes. Hasta que recibió la inesperada e ingrata noticia: dejaría los botines por el silbato. Los primeros tiempos no fueron fáciles. Apagaba el televisor y la radio cuando escuchaba críticas hacia su hijo. Nunca entendía las explicaciones de rigor: “Es parte del sistema, papá”. No había caso. Pero con el tiempo, Miguel se convirtió en su seguidor número 1. Y entonces empezó a soñar con ver a su hijo dirigir los partidos más importantes. Lo vio a nivel nacional y sudamericano, pero falleció el 29 de diciembre pasado, pocos días antes de la gran noticia: su hijo, Néstor Pitana, fue designado para dirigir el próximo Mundial.
“Cuando se iba me dijo que me quedara tranquilo, que siguiera trabajando porque iba a estar en el Mundial. Desde arriba me habrá ayudado”, cuenta, con una particular mezcla de sensaciones, el árbitro para Brasil 2014, que rápidamente aclara que no fueron suyas las declaraciones que se le atribuyeron en las redes sociales porque no tiene cuentas en Twitter ni en Facebook.
-¿Cómo recibiste la designación a días de la pérdida de tu padre?
-Obviamente se lo dedico a él y a toda mi familia, que siempre estuvo presente en las buenas y en las malas. Mi familia me enseñó lo principal de la vida, que es tener humildad y respeto hacia las personas. Eso es algo fundamental, más en este trabajo en el que tenemos que estar muy tranquilos porque hay mucha exposición pública que no cualquiera puede soportar. Esa enseñanza me dejó mi padre.
-¿Cómo hacés para manejar las dificultades de tu profesión?
-Eso está en la esencia misma de la persona. Algunos trabajarán con psicólogos o grupos de trabajo para sostener alguna embestida. No es una profesión fácil, no cualquiera puede ponerse los zapatos de referí y entrar en la cancha. Hay que tener vocación, sentimiento, confianza en uno mismo y mucha personalidad. Y en especial autocontrol y capacidad para dormir tranquilo más allá de errores y aciertos.
-Tu designación llegó con cierta controversia...
-Hoy me toca hablar a mí, mañana le tocará a otro colega. El arbitraje es un poco duro. Pero sé que no se gana la designación para un Mundial en un partido o en diez. Hay que tener esfuerzo, trabajo y dedicación. Por suerte me eligieron y les agradezco a don Julio [Grondona] y a Guillermo [Marconi] por confiar en mí. Trataré de recompensar a todos haciendo bien las cosas y estando a la altura de las circunstancias.
-Se especulaba con que el elegido sería Diego Abal. ¿Ya te habías resignado?
-La esperanza es lo último que se pierde. Estaba tranquilo, porque si le tocaba a Diego, yo sentía que también había hecho los méritos para ir al Mundial. Y él también los hizo.
-¿Te afecta que esta elección implique la tristeza en un colega?
-Eso es lo bravo de esta profesión, pero es igual que un jugador de fútbol cuando espera un lugar para estar entre los designados para un Mundial. Es alegría de uno y tristeza para otro. Hay que hacerse fuerte y entender que esto es así.
-Pero parece que fuiste el plan B...
-No me molesta. No significa absolutamente nada. Me caracterizo por la tranquilidad y la paciencia.
-También muchos creen que el nivel del arbitraje actual es muy inferior al de otros años. Vos aparecés entonces como el referente de estos tiempos...
-Cada época es distinta. Vos hablás con un jugador retirado hace 50 años y te dice que para jugar en primera tenías que sumar 60 partidos en reserva, y que hoy con cinco partidos ya llegan. Los momentos son otros. Hoy se necesita formar rápido a jugadores, técnicos, árbitros y, por qué no, a periodistas. Los tiempos son más cortos, más rápidos.
-¿Qué es lo mejor y lo peor que tenés como árbitro?
-¡Ja! ¡Qué pregunta! No sé que es lo mejor y lo peor. Soy Néstor Pitana, auténtico, sencillo, honesto... Buen compañero y colega.
-¿Pero como árbitro...?
-No se me ocurre nada. Quizá, mi tranquilidad y dedicación. Y reconocer cuando me equivoco. Ése es un valor agregado.
-¿Tu sueño para el Mundial?
-Estar a la altura y disfrutar de los partidos. Dejar lo mejor de mí para que mi familia esté orgullosa y no haya sido en vano el trajín y la locura que se tuvo que bancar en estos años.
-¿Soñás con la final?
-Estoy preparado, quiero responder bien al desafío. Lo otro será algo del destino. Que sea lo que tenga que ser
Fuente: canchallena.lanacion.com.ar