Errar es humano, la vida es otra cosa (por Carlos Beer)
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Nadie puede estar en el cuerpo de Diego Abal. Nadie. Es imposible sentir lo que él siente. Ni siquiera los que han sufrido alguna situación similar. El año pasado, el árbitro sufrió el golpe más duro de su vida: el fallecimiento de su hijo de apenas tres años por una afección cardíaca.
Desde entonces, obviamente, nada fue igual. Tal vez por ese motivo, y para cuidarlo, o tal vez por "cuestiones políticas", como argumentó él, fue bajado del Mundial de Brasil en una desprolija maniobra, ya que en un principio había sido el designado, pero luego se nombró a Néstor Pitana.
Desde entonces, debió soportar algunas crueldades que tiene al ambiente futbolístico. Quizá la peor nació de la boca de Carlos Bianchi, quien tras un superclásico de verano, molesto por su actuación, le espetó: "Con razón no vas al Mundial". De ninguna manera el técnico desconocía los problemas que afectaron el año pasado la vida del árbitro (también se murió su madre).
Y en medio de todo esto, del maremoto humano que azotó la vida de Diego Abal, hay un árbitro. Un referí que acierta más de lo que falla, aunque ayer, en cancha de River, haya tenido una muy mala actuación. Pero que no quede ninguna duda: este hombre ya ganó por más que vea el Mundial por televisión. Poder afrontar con entereza su trabajo después de tantos golpes de la vida lo convierte en un indudable vencedor. El resto, los fallos, los errores, son parte de la esencia humana. Porque todos nos equivocamos. Pero no todos tienen tamaña muestra de coraje
Fuente: lanacion.com.ar (Carlos Beer)