La Audiencia de Santander confirma una pena por insultar y agredir a un árbitro de alevines
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La Audiencia de Cantabria ha confirmado la multa de 520 euros que le fue impuesta al padre de un jugador de un equipo de fútbol de alevines que insultó al arbitro y le propinó una patada en el tobillo porque estaba en desacuerdo con una falta que pitó durante el encuentro.
Esa fue la condena que le impuso en un juicio de faltas el Juzgado de Instrucción número 1 de Santander y que el padre recurrió ante la Audiencia al entender que se había producido un error en la valoración de las pruebas.
Los hechos ocurrieron en noviembre de 2013, durante un partido de fútbol entre dos equipos alevines en el que participaba el hijo de 10 años del denunciado y en el que fue amonestado otro jugador antes del descanso.
Según recoge la sentencia, el padre empezó a increpar al árbitro con frases como "hijo de puta, te vamos a matar", le siguió cuando pitó el descanso y le dio una patada en el tobillo.
El arbitro no le pudo identificar en un primer momento porque abandonó el lugar y se limitó a dar una descripción física, aunque después lo reconoció a través de Facebook y aportó una fotografía.
El tribunal considera que el denunciante no ha incurrido en contradicciones y que no hay en él un "ánimo espurio" porque no conocía al hombre, "es un chico que arbitra los fines de semana partidos de fútbol en las categorías inferiores y ningún beneficio obtiene con la denuncia", dice.
El denunciado alegó también en su recurso que las penas de multa impuestas no son proporcionales, así como su falta de motivación.
El juez de instancia le había impuesto un mes de multa con una cuota diaria de seis euros por una falta de maltrato de obra y, como autor de una falta de amenazas y otra de injurias, dos multas de veinte días con cuota diaria de seis euros, en total 520.
La Audiencia admite que es cierta la ausencia de motivación y que "resulta censurable" que el juez no razone el porqué de las multas pero señala que las penas no son erróneas.
"No se encuentran erróneas las penas impuestas por el juzgado de instancia por cuanto se trata de un adulto, padre de familia que va a ver a jugar a su hijo de 10 años y a sus compañeros, y en lugar de dar ejemplo y fomentar la deportividad entre unos niños que lo único que quieren es jugar al fútbol, reacciona violentamente contra el árbitro del partido por estar en desacuerdo con una falta que pitó. En consecuencia, la gravedad de la conducta del recurrente justifica las penas impuestas", concluye.
Fuente: eldiariomontanes.es