Una comprensible expulsión por quedarse enganchado a los cordones

Dos jugadores de la Liga holandesa, Van Duinen (Den Haag) y Sanharib Malki (Roda), quedaron atrapados al enredarse los cordones de sus botas. En sus ansias por seguir disputando el balón, uno de ellos hace un movimiento brusco con la pierna para soltarse. El otro jugador cae, sus compañeros lo rodean pidiendo justicia y el árbitro lo expulsa.

Como no podía ser de otra forma, los medios que han reproducido este vídeo le dan palos al árbitro. Nadie se ha parado a pensar que a cámara rápida y teniendo en cuenta que estas acciones se ven “con el rabillo del ojo”, ya que el balón no está en medio, la sensación que da es de una patada. Se dan todos los factores para que la intuición juegue una mala pasada: un movimiento fuerte hacia el adversario, una sensación de confrontación previa y una caída inmediata del supuesto agredido. Lo que menos puede pensar es el algo tan inusual como un enredo de cordones.

Tampoco hay censura para los jugadores del equipo rival. La víctima se queda su tiempo en el suelo y ni se le ocurre explicarle al árbitro lo que ha sucedido. Hasta seis de sus compañeros acuden como locos al lugar de los hechos, para rodear al inocente agresor y dar la sensación de que algo muy grave ha sucedido.