El árbitro portugués y los malos deseos de una embarazada

Si hay algo que nos afecta a los árbitros es cuando los insultos se trasladan a nuestra vida privada. Ahora que los medios han puesto en el disparadero a Muñiz Fernández, quizá no nos imaginemos cómo puede afectar esta persecución a su familia, a su día a día.

Esta historia, que puede parecer una simpática anécdota, refleja lo que tiene que aguantar un árbitro más allá de los 90 minutos. Le sucedió al portugués Duarte Gómes, después de dirigir el pasado sábado el partido entre Sporting de Lisboa y Vitoria de Setúbal

Esto es lo que contó Duarte Gomes en su facebook: 
Lisboa, por la mañana… cola en un quiosco para comprar el periódico. Señora embarazada (muy embarazada, incluso) detrás de mí, esperando su turno. Quiero ser buen samaritano y hacer la buena acción del día: 

“Pase, pase, por favor” 

“Gracias”, dijo. 

"De nada. Prioridad para los que la necesitan", agregué sonriendo. Estaba orgulloso de mí…

 "Lo que realmente necesitamos es que pueda nacer y crecer muy rápidamente, para darle una buena patada en el rabo... ¡a ver si deja de robar a mi club!”

Silencio durante diez segundos. La señora compró el periódico y se fue. Llevó a su vientre. El periódico también. Se marchó mirando como si pudiera volver atrás en cualquier momento y darme con una bolsa en la cabeza. Y la bolsa tenía apariencia de ser pesada. Estaba literalmente alterada.

No respondí. No pude sonreir, ni comentar, ni defenderme. Creo que la ignoré. No salió nada. Fue tan... agridulce. 

He aprendido mucho a manejar estas emociones, pero por lo general proviene de grupo de señores alterados, en grupo, con ánimo de hacerse los graciosos.

Pero viniendo de dónde vino… Confieso que no esperaba que esa señora pudiese tener unos sentimientos tan extremos.

¿Podría ser diferente? Podría. Pero no era

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