Carlos Guiotto: “Ser árbitro hizo que no me amedrentase”
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De vuelta en casa, con su esposa y Tomás, su hijito de nueve meses. Así está hoy Carlos Guiotto (27), el árbitro baleado el 12 de agosto pasado cuando intentó defender a una vecina a la que estaban asaltando.
Tras luchar por su vida más de un mes, aseguró en diálogo con EL DIA que tomó la decisión de volverse a “un lugar más tranquilo”.
El destino para ellos será Patricio, un pueblo ubicado a pocos kilómetros de la localidad de 9 de Julio, de donde son oriundos.
El joven estuvo internado en el Policlínico San Martín y, pudo sobreponerse a una grave herida, que le provocó un impacto de bala en el abdomen.
“Fue una recuperación increíble, porque él estuvo mal. Lo salvó que llevaba una vida sana y que es un auténtico atleta”, sostuvo el padre.
Aquél domingo terrible, en el que sufrió la salvaje agresión de un delincuente, que huyó sin conseguir robarle a una chica hipoacúsica, por la intervención del árbitro, Carlos cayó malherido frente a su vivienda de 77 entre 1 bis y 2.
“Escuché gritos y salí. No vi a los ladrones, pero después del disparo no recuerdo más nada”, contó a este diario.
“De todas formas, ese episodio es una página de mi vida que ya di vuelta. Eso tiene que ver con el entrenamiento de los árbitros, preparados para no dejarnos amedrentar por las presiones de un partido. Por eso es un hecho que borré de mi mente”, admitió.
Sobre el tiempo que permaneció internado, el árbitro recordó: “Escuchaba la voz de quienes me visitaban y soñaba con ellos”.
Con 10 kilos menos, Guiotto recuperó el conocimiento hace aproximadamente 20 días. Y desde ayer descansa en su casa hasta ultimar los detalles para su regreso al pueblo que lo vio nacer.
Además de extrañar la “tranquilidad absoluta” del lugar del que es oriundo, la familia relató que para escapar de la inseguridad decidieron mudarse de La Plata.
“Era una decisión que veníamos planeando de acá a unos años. Pero esto que me pasó precipitó nuestro regreso a Patricio”, reconoció.
“Después de terminar algunos trabajos pendientes, vamos a volvernos. Yo voy a continuar con mis estudios de docencia en escuelas técnicas y con el arbitraje”, dijo.
Acerca del motivo de la mudanza, el hombre afirmó: “Nunca me había pasado nada en 10 años viviendo acá. Pero escuchábamos lo que pasaba y sabíamos que nos podía tocar en cualquier momento”.
Por último, Carlos agradeció a su familia y amigos, a sus colegas, a los donantes de sangre y al personal médico, que colaboró para este momento de felicidad, en medio del drama de la inseguridad.
Fuente: www.eldia.com.ar
