Cuando la intuición debería resolver los fallos de visión
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Redes rotas, soportes interiores de las porterías, redes demasiado tensas... todos, como aficionados o árbitros, hemos sufrido como un efecto óptico nos hace ver cosas que no sucedieron. Es una situación muy problemática cuando el árbitro actúa sin asistentes y debería serlo algo menos cuando son seis ojos los que ven la acción. Sin embargo, siguen saliendo acciones que la televisión convierte en ridículas, como la que sucedió esta semana en un partido de juveniles en Italia entre Calcio Avellino y Turris.
Hay que entender, aunque por la tele se vea todo muy fácil, el error de vista del árbitro, sobre todo si ve una pelota fuera de la portería. No entramos en la revisión de las redes, que bien se pudieron haber roto en el transcurso del partido. Se comprende también que los asistentes no hayan visto el gol. El caso es cómo resolver esta situación angustiosa con acierto.
Aquí entra la veteranía y el olfato del árbitro, no las Reglas. Con el riesgo que conlleva fiarse de la reacción de los jugadores, si el árbitro se queda con este momento, se dará cuenta de que todos vieron gol. La celebración natural, los lamentos del portero, un defensa que se queda tirado en el suelo, su compañero pegando un pequeño salto de impotencia. Incluso, a sus espaldas, hay otro que pide fuera de juego.
Aunque inicialmente concedió saque de meta, en esos segundo de consulta, puede simular que el asistente le indica gol. Es decir, "inventarse" algo para hacer justicia. No debe ser la norma general de un árbitro, pero si un recurso para evitar un recurso ante un error excepcional.
